Una mirada a los archivos muestra que San Nicolás ha sido un huésped bienvenido durante más de 60 años. Por aquel entonces, aún le acompañaba su fiel compañero Knecht Ruprecht. Juntos, los dos visitaban todas las clases de la escuela primaria y, ya entonces, no sólo tenían palabras de elogio, sino también ocasionales palabras de advertencia. El comportamiento y la moral en particular constituían el núcleo de los mensajes, que impresionaban a los alumnos de la época - y a veces los dejaban un poco atónitos.
Aunque el aspecto de San Nicolás ha cambiado desde aquellos días, sus visitas siguen siendo las mismas. Vuelve una y otra vez para llevar alegría a los niños y hacer de la época de Adviento una experiencia especial.