Desde hace incontables décadas, el carnaval forma parte integrante de la Escuela de Buterland como acontecimiento festivo. Coloridos disfraces, alegres canciones y, por supuesto, las indispensables serpentinas y confeti caracterizan las celebraciones, en las que generaciones de alumnos se disfrazan y se divierten juntos.
Las preferencias en materia de disfraces han cambiado a lo largo de los años. Aunque los animales y las princesas siguen siendo muy populares, otras tendencias han cambiado: Los indios y los vaqueros solían ser disfraces populares, pero hoy en día es más habitual ver a policías o ninjas desfilando por aulas y pasillos decorados.
A pesar de todos los cambios, el objetivo de la Escuela de Buterland sigue siendo el mismo: El carnaval no es sólo una ocasión para celebrar, sino también un momento de unión. La celebración se basa en valores cristianos, refuerza la cohesión y crea recuerdos inolvidables: un vistazo a las fotos de los años sesenta a principios de los ochenta demuestra que el entusiasmo por el carnaval en la escuela es intemporal.